domingo, 24 de julio de 2011

Me querés morder, arrancarme un pedazo de piel, dejarme sangrando, con un último aliento y los ojos hinchados. Me querés llevar, arrastrar por un empedrado, relamiéndote los labios, apurando el paso. Me querés frotar y romper. Probar y tirar. Me querés atar  a la pata de una mesa y darme de comer las sobras de la cena, una vez al mes. Decís que me queres. Y estoy segura de que me querés.
Me querés moldear, retorcer. Me querés vestir y desvestir. Llevar y traer. Me querés exhibir como un trofeo nuevo en tu vitrina, me querés lustrar y perder. Me querés ofrecer al mejor postor. Me querés poner una correa de ahorque y tironear como un salvaje después. Me querés tener, matar a los que me vieron alguna vez y meterme entre tus  buitres. Y que me picoteen con saña .Y que me encadenen en una habitación sin ventanas. Y que me corten la piel con una navaja, organizándose por turnos, que me llenen de insultos y halagos. Decís que me querés integrar. Y estoy segura de que en realidad, me desintegro.
Me querés violentar, arañar, violar. Me querés llevar hasta un cumulo de sensaciones que decís que sabes proporcionar. Y me miras fijamente. Diciendo que me queres. Y yo estoy segura de que me querés.
Me querés lamer la punta de los pies, me querés tocar como un ciego que se quiere reconocer entre mis muslos. Me querés raptar y drogar. Me querés acariciar y asesinar. Y repetís diez veces más.


Y yo sé que me querés.


Sé que te gustaría desmembrarme y rearmarme.


Sé que te gustaría poseerme y desarticularme.


Y lo que te pone asi, es saber que me querés.


Es saber que yo lo sé.

No hay comentarios: