Porque en el fondo tenemos hambre
En el fondo somos caníbales
Que arden de amaneceres
Que mueren como un ave fénix
En la espesa niebla de una ruta desconocida
Unas luciérnagas suicidas
Que vuelan al encierro
Que se sacuden dentro de un frasco
Diligentemente desinfectado
Por un niño
Que todo nos encandila
Y como siempre estamos a oscuras
Riéndonos de la electricidad que hace funcionar las cosas
Queremos recibir el rayo del sol
Con la palma de nuestras manos
No nos importa quemarnos
En una hoguera como Juana
Seriamos tan locos como ella
Pero con menos certezas
Somos luciérnagas sonoras
Que cantan un vals en francés
Pero lo bailan como una chacarera
No tendría sentido abrir los ojos así
Si el destello no nos dejara ciegos
Que importa a esta altura
Lo que alguien escribió para nosotros
Es un texto muerto
En unas venas vivas.
Lucecitas que titilan.
Lucia Giacondino 30 de marzo de 2012
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