jueves, 25 de agosto de 2011

Mi Silencio



Mi silencio
Dicen todos:
“tu silencio”
Y me acribillan.

Mi silencio
Me preguntas
“no hay respuesta”
Te diría…

"Mi silencio..."
Te contesto,
Pero insistes:
“tu silencio un puerto inmenso”
“tu silencio, el mar entero”.

Mi silencio
Aquel  cemento
Separándome de aquellos.

Mi silencio
Dicen todos
Y preguntan si es mi modo de huir.

“mi silencio” les contesto
“es mi manera de seguir,
De no flaquear,
De construirme un mañana.”

Mi silencio se desangra
Mi silencio
Dicen todos
“tu silencio es la distancia”.


Lucia Giacondino 19 de mayo del 2007

martes, 9 de agosto de 2011

Gente

No  había ningún objeto sobre la mesa, estaba limpio desde el día anterior. El cuento a medio empezar titilaba en un archivo perdido, grabado en una carpeta anónima. Ahora había que ultimar detalles, evitar situaciones de encuentro, fugarse lo antes posible.
Tanteaba en la oscuridad el último cigarro. Lo prendía con el encendedor a bencina y los dedos trémulos. Se había vuelto adicto a eso. A la huida. A la despedida nocturna. A la pérdida calculada. No negociaría con ningún llanto teatralizado ni con ningún pedido de presencia.
Dejaría esta vez, sin embargo, con una certeza irrefutable, el espacio vacío, limpio y ordenado para que no hubiera reproches posteriores.
La ultima pitada. Un sorbo agrio.la pasión dañina bien alimentada.
Eso sí, cerrar herméticamente todo. Cerrarlo frenéticamente. Cerrarlo, si fuera posible, hasta que la tuerca se falseara de manera irreparable.
Hacia frio, el viento y la lluvia de un verano podrido en rutina. Un verano en la costa fría.
Tanteo el picaporte y con sorpresa noto al abrir que era de noche. El tiempo había pasado como un gato asustado sobre la avenida.
La llave en la maceta de siempre. La reja entre abierta.
Se detuvo para darle una última mirada.
Un reflejo dorado al fondo del patio lo hizo retroceder bruscamente. Los puños apretados y el pecho lentamente mutaba en un reloj descontrolado. Taquicardia.
Un llanto leve.
Algo parecía no estar diagramado como en su mente. Algo se escapaba de la estadística. Y no erraba.
Ese algo era ella que, enfurecida, le asestaba un golpe seco en la frente.
Ahora todo se nublaba en cámara lenta, un hilo húmedo brotaba de la herida. Con la yema de los dedos corroboraba tristemente lo que ella habría anunciado un tiempo atrás entre las sabanas de aquella cama de hotel: “Yo no soy como toda la gente, tengo una forma particular de entender estas cosas. Ya me dolió muchas veces y nunca pude volverlos a ver cada vez que me dejaban. Vos sabes cómo es esto, la ausencia mata.”
Tenían algo en común, ni él ni ella querían negociar la manera en que se despedirían…




Lucia Giacondino 

domingo, 7 de agosto de 2011

Irresponsable

No es capricho
Estoy lejos
Estoy en Arabia Saudita
Vestida de sudaca
Tomándome un tren
Llegando tarde a algún lugar
Como siempre.
Estoy comprándome un gorro peludo en Berlín
Ahora charlando con un vietnamita
Pidiéndole la hora
Olvidando alguna cita
Que tenía programada
Como siempre.
No es contra vos
Es de siempre
Me cuesta estar en el mismo país
En el que vive el resto de la gente
Por lo general estoy transmigrando
A lo largo de algún meridiano desconocido
Y soy impuntual
Y mi palabra no vale nada
Mi palabra de estar ahí
En el mismo espacio-tiempo
Compartiendo un café o unos besos
Es una promesa fatua.
No es por vos ni para vos
Esta inconsistencia
Esta reticencia a la sociedad cercana
La verdad, piso las veredas de costado
Por que las veo transfiguradas
Como te veo a vos
Totalmente ajeno
Multiplicado
En llamas.
Como los veo a todos
Tomando el subte
En la misma parada
Y yo acá
Viajando.
Perdiendo alguna cita pre fijada
Como siempre.


No me lo reproches por favor
Eso me entorpece
Es la mochila en el hombro que dejas en el aeropuerto
Cuando ya llegaste al límite de carga.
Es ese hastió de verte
En la agonía perfecta que te causan mis palabras.
Hoy no voy.
Dejame errada.
Deja de colgarme el teléfono.
No somos nada.
Cuando vuelva de ese país sin nombre
Arreglaremos otra cita prefabricada
Arreglaremos otra muerte de calendario
Nos veremos estas caras
Como siempre
Para “ver qué pasa”.




Lucia Giacondino