lunes, 25 de julio de 2011

La luz era una violenta correntada salida de aquel farol
Apretaba en el pecho una extraña sensación
Algo se escapaba por la bocacalle

El reloj marcaba un horario
La razón decía lo contrario
Estaba aquella lucha interna llena de incredulidad

Se dejaba mirar

Algo presentía en el estomago
Una sensación de apuro
Un apremio por buscar la salida

Hacia lo que debía
Esperaba inmóvil
Alumbrado por la impertinencia de ese farol
Se revolvía algo en su interior
El corazón latía acelerado
La respiración se entrecortaba
La propia sombra estaba pálida


Lentamente se dejaba caer
Lentamente
Se llenaba de culpa
Y olvidaba el deber
Mil historias pasadas poblaban su mente
Miles de escenas enceguecían su mirada

Se dejaba mirar

Había llegado la hora
Había llegado el final.



Lucia Giacondino 13 de julio de 2010




domingo, 24 de julio de 2011

Me querés morder, arrancarme un pedazo de piel, dejarme sangrando, con un último aliento y los ojos hinchados. Me querés llevar, arrastrar por un empedrado, relamiéndote los labios, apurando el paso. Me querés frotar y romper. Probar y tirar. Me querés atar  a la pata de una mesa y darme de comer las sobras de la cena, una vez al mes. Decís que me queres. Y estoy segura de que me querés.
Me querés moldear, retorcer. Me querés vestir y desvestir. Llevar y traer. Me querés exhibir como un trofeo nuevo en tu vitrina, me querés lustrar y perder. Me querés ofrecer al mejor postor. Me querés poner una correa de ahorque y tironear como un salvaje después. Me querés tener, matar a los que me vieron alguna vez y meterme entre tus  buitres. Y que me picoteen con saña .Y que me encadenen en una habitación sin ventanas. Y que me corten la piel con una navaja, organizándose por turnos, que me llenen de insultos y halagos. Decís que me querés integrar. Y estoy segura de que en realidad, me desintegro.
Me querés violentar, arañar, violar. Me querés llevar hasta un cumulo de sensaciones que decís que sabes proporcionar. Y me miras fijamente. Diciendo que me queres. Y yo estoy segura de que me querés.
Me querés lamer la punta de los pies, me querés tocar como un ciego que se quiere reconocer entre mis muslos. Me querés raptar y drogar. Me querés acariciar y asesinar. Y repetís diez veces más.


Y yo sé que me querés.


Sé que te gustaría desmembrarme y rearmarme.


Sé que te gustaría poseerme y desarticularme.


Y lo que te pone asi, es saber que me querés.


Es saber que yo lo sé.

viernes, 15 de julio de 2011

Sera cuestión, quizás, de tirar las palabras como los dados. Dejar de encadenarlas como eslabones, dejar de tejerlas como telares extraños. Sera cuestión de manifestarse absurdo y errado, roto, disconforme, quebrado. Habrá que crear de ahora en más seres deformados, personajes sin rostro, rimas disonantes, asesinatos y abortos. Habrá que colgarse en la frente el retrato de un buey, o la cabeza de un buey por la que corra todavía un hilo de sangre.
Ya nadie escucha a los pájaros hoy, ya nadie sueña. Somos todos dueños de esta pesadilla y la escribimos mientras nos relamemos los labios agrios. Somos todos equilibristas mancos, todos mounstros, todos raros.
Habrá que dejar de escribir de ciertas cosas, dejar la coherencia, matar un gato y exhibirlo en una feria, colgando de la cola. Nos vamos a terminar refregando la mugre de las bocacalles, vamos a encontrar el fin en cualquier bala de plomo alquilada, vamos a irnos todos los locos de la mano a recibir un premio, un galardón a lo absurdo y a lo paupérrimo.
A mí no me sienta bien vomitar sobre tu sangre, a mí, no me gusta tu arte.
Sera cuestión de tambalearse, de provocarse una enfermedad terminal a fuerza de letras, de palabras, de suaves ingestas de cianuro.

Al menos ahora todos sabemos que no estamos solos, cuando los ojos se desorbitan, tus ojos son mis ojos. Cuando araño la espalda áspera del infinito, la arañas conmigo. Y somos todos muertos gentiles que nos saludamos.

Somos todos lo mismo. Pero no somos iguales.

viernes, 8 de julio de 2011

Porque los caminos tortuosos no terminan
Nacen, crecen y se multiplican
Porque no encuentro rayuelas en las veredas
Que no alberguen ecuaciones secretas
Y preguntas infinitas…


Lucia Giacondino 27 de octubre 2006